Selectividad alimentaria e ingesta en niños, niñas y adolescentes con trastorno del espectro autista

Abstract

Introducción: La alimentación adecuada en la infancia es clave para el desarrollo integral. En niños con TEA, la selectividad alimentaria, influida por factores sensoriales como textura y sabor, puede limitar la ingesta de nutrientes esenciales. Objetivo: Analizar cómo la selectividad alimentaria influye en los patrones de ingesta de alimentos en pacientes infantojuveniles con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Material y métodos: El diseño fue cuantitativo, descriptivo y transversal. La muestra fue no probabilística e intencional, conformada por padres o tutores de niños, niñas y adolescentes de entre 6 y 17 años con diagnóstico de TEA, residentes en la Provincia de Buenos Aires. En abril de 2025 se aplicó un cuestionario estructurado, para relevar selectividad alimentaria, sensibilidad a texturas y el rol del apoyo parental. Se excluyeron encuestas incompletas o con errores. Resultados: En relación con el estado nutricional (IMC), se observó que un 71,5% de los participantes presentó algún grado de exceso de peso (riesgo de sobrepeso, sobrepeso u obesidad). Se observó una marcada selectividad alimentaria: los alimentos más rechazados fueron frutas (25,7%), verduras (51,6%) y pescado (33,3%), mientras que los más aceptados fueron cereales (56,2%) y productos dulces ultraprocesados (59,5%). La introducción de alimentos nuevos generó rechazo en la mayoría de los casos, evidenciando una fuerte aversión a la novedad (80,9%). En cuanto a las características sensoriales, las texturas más aceptadas fueron la crujiente (7,5 %) y la fibrosa (6,7 %), mientras que la textura áspera resultó la más rechazada (5,3%). Si bien la mayoría de los niños había sido evaluada por profesionales de la salud debido a preocupaciones alimentarias (76,2 %), gran parte de los cuidadores desconocía posibles beneficios nutricionales específicos para la condición (61,9%). Discusión: Los resultados mostraron una marcada selectividad alimentaria, con bajo consumo de verduras, legumbres y pescado, y mayor aceptación de alimentos ultraprocesados, en línea con lo reportado por Sanz y otrosautores. La sensibilidad a texturas como la áspera o húmeda habría influido en estos rechazos, coincidiendo con estudios que vinculan la hipersensibilidad sensorial con una mayor selectividad en niños con TEA. Además, se observó una alta prevalencia de sobrepeso, similar a lo hallado por los autores Vallejos-Meriño y compañía, lo cual podría relacionarse con hábitos familiares y bajo nivel de actividad física. El entorno familiar se destacó como un factor determinante en la conducta alimentaria y la calidad de vida. Conclusión: La selectividad alimentaria en niños y adolescentes con TEA afecta su calidad nutricional y está influida por factores sensoriales, emocionales y familiares. Se resalta la importancia de la detección temprana y la intervención profesional para prevenir déficits y mejorar su bienestar.